La casa Chacinera de Candelario



La casa chacinera de Candelario Salamanca

El ser humano, en su larga existencia sobre la faz de la Tierra, ha ido edificando diferentes construcciones capaces de satisfacer sus necesidades, de darles cobijo y servir para el desarrollo de las potencialidades que presenta cada cultura. Los templos, los edificios civiles, las fábricas, las casas...., se convierten así en la expresión natural de una cultura que refleja sus modos de habitar, de pensar, de vivir.
 La casa chacinera sigue siendo el tipo principal de casa en Candelario y presenta una marcada dimensión simbólica que pretende recordarnos el esplendoroso desarrollo de esta localidad vinculado al embutido. En el pasado tenía también un fuerte significado socialmente reconocido ya que era símbolo de estatus económico y social entre los habitantes de la villa. en este tipo de construcción popular se solapaban las dos actividades principales de los candelarienses: el trabajo y la vida.
 Dividida en tres plantas ofrece espacios para la elaboración del embutido y para la vivienda de los señores de la casa, junto con sus familias y los numerosos mozos y mozas que venían desde las localidades más próximas  para ayudar en la matanza. Así como la vida social de la villa estaba organizada entorno a la fabricación del embutido, el espacio de las casas se reparte magistralmente para asegurar el buen cumplimiento de ambas funciones, de tal forma que la estructura resultante era una auténtica casa-fábrica.
 La planta baja, situada a nivel de la calle, estaba dedicada a la elaboración del embutido. La cuadra, ocupada actualmente por la tienda de el Museo, servía para tener los animales a tiro y el cerdo para el consumo familiar, mientras que los numerosos cerdos que se sacrificaban en la matanza se tenían en cebaderos exteriores.
 La planta primera o principal servía de vivienda. En ella los espacios se dividían en función de sus ocupantes. Así encontramos estancias dedicadas a la vivienda de los mozos que contrastan claramente con los espacios de la parte señorial de la casa, mas amplia y mejor iluminada. La cocina se perfila como el nexo de unión donde confluyen todos los habitantes, compartiendo la comida al calor de la misma lumbre.
 La planta tercera se dedica nuevamente al embutido, sirviendo de secadero para la curación de los chorizos. se trata de un gran espacio sin divisiones interiores, aprovechando al máximo en esta última etapa de elaboración del embutido, aunque se utilizaba también como almacén para víveres y enseres del campo.
 Ademas de un acertado reparto del espacio interior, la arquitectura popular de Candelario se adapta a un clima de montaña caracterizado por inviernos fríos y húmedos. Paseando por sus calles observamos numerosas fachadas recubiertas de teja formando "hastiales" que sirven para preservar el edificio del "Hostigo", que es como se conoce aquí al fuerte viento acompañado de lluvia.
En nuestro recorrido por esta Casa Museo tendremos la oportunidad de descubrir los elementos mas característicos de la arquitectura popular candelariense, que hacen de este edificio el lugar ideal para elaborar el embutido.

Extraído de la "Guía del MUSEO DE LA CASA CHACINERA DE CANDELARIO"
Venta en el Museo
Autores: Alberto Alonso-Ponga García, Alicia Gómez Pérez y Cruz García Casado

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