Biografía del gran pintor Núñez Losada

(Continuación 3 y fin )
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Estamos en 1950
Su pintura es solicitada por muchos compradores. Hay visitas constantes en su casa y ha de retener parte de sus obras favoritas, muchas de las cuales se pudieron ver en la exposición de Salamanca de 1986.
Francisco Nuñez Lamina

En 1951, el Ministerio de Educación Nacional le concede nada menos que la Encomienda y Placa de  la Orden de Alfonso X el Sabio... Le llegan felicitaciones del mundo entero, pero el honor no cambiará un ápice sus costumbres. Mas bien le espoleapara superarse, si todavía es posible...

En 1953 gana la Medalla de Honor en la tercera exposición de Pintor de Africa con elcuadro "Sidi Bergia" de Ifni. En 1960 repite con otra Medalla de Honor, la del XXXI Salón de Otoño, que vota el jurado masivamente.

Todo se le rinde. En 1966, la Liébana le hace su homenaje de reconocimiento por haber expandido sus bellezas por el mundo entero y en 1967 el Concejo de Camaleño le nombra hijo adoptivo. En 1968, la The Society Hispanic of America de Nueva York, le hace Miembro Correspondiente. Su director le visita en todos y cada uno de sus viajes a España. Está ligado al pintor por una verdadera veneración, tanto en su aspecto artístico como humano, y por otra parte, la charla con el de Candelario era un verdadero regalo. Era un filósofo vitalista, dotado de un verbo sencillo y de una amenidad prodigiosa. La ampolusidad no cabía en él, y su conducta, como su arte, era de cristal. Olvidaba cosas de la vida menuda llegando a los ochenta años, pero describía con una precisión admirable la naturaleza, un momento de luz, o el perfil de un paisaje visto hacía treinta o cuarenta años.
lámina Nuñez Losada

En España. Núñez Losada vive en diversos museos regionales, como el de Salamanca. Pero también lo hace en el de Berlín, diversos de Norteamérica y Sudamérica, en los palacios presidenciales de Lisboa, Filipinas y otros de la América Española. En cuanto a colecciones particulares son muchas las que ocupa en el mundo.

Hay una anécdota que nos aproxima a la vitalidad de este hombre menudo, fibroso y animoso: a los setenta y cuatro años, coge su coche, su mujer y sus bártulos de pintar, y siguiendo el coche de su hijo se marcha a Italia. Como Núñez de Celis está en un congreso y él se aburre, pone proa a los Alpes Italianos  y luego Franceses, en donde pinta sus cimas nevadas. Es costumbre que frente a ellas existan siempre artistas, pero las calidades de don Francisco son especiales y los curiosos lo perciben. La reacción de estos es querer adquirir esas telas luminosas. Pero el pintor está trabajando en un regalo para si mismo, en una de las mayores ilusiones de su vida. Su tesoro viene a España íntegro, a excepción de un lienzo reducido, que regala a una niña con la que amistaron y que diariamente miraba hacer a nuestro pintor.

Nuñez Losada


Socio de los Clubs Alpino y Peñalara y anticipador en cierto modo, del movimiento montañero, ya que los clubs citados nacieron después del comienzo de sus excursiones por Guadarrama no desdeñó las incomodidades de las largas marchas, los suelos duros y sin protección ( todavía las tiendas no tenían esterillas ni se habían creado los colchones neumáticos ni los sacos de dormir) y pechando con equipos pesados, él y sus hermanos recorrían frecuentemente las cumbres del Sistema Central. Al casarse, su mujer se acostumbraría en cierto modo a su régimen. Y luego su hijo sería acompañante de ambos, para acabar practicando la escalada y el esquí. El pintor de Candelario creía en la naturaleza con fe absoluta. Y anticipándose también a los movimientos ecologistas de hoy, practicó el cuidado e incluso el esmero de dejar perfectos los terrenos de sus acampadas.
nuñez losada

Cuando don Francisco murió, el afán de constante Concha era ir a "reunirse" con él. Le siguió al poco tiempo. Los cuerpos de ambos permanecen en esa Liébana querida en que se encontraron, en un lugar agreste, rodeados de bosque al que solo van los fieles. Consciente de la humildad que ha de presidir la vida de todo ser humano, pidió que sus sepulturas fueran sencillas, como la de los hijos de la tierra que en ella nacen, trabajan, sufren y mueren
Fin


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