Poetas de Candelario





MILAGRO EN EL HUMILLADERO                                    
        
Ya me diste Señor, tu gran ayuda
veo que has escuchado mi latido;
te doy las gracias por haberme oído;
ya no existe en mi ser la menor duda.

Mi boca tiempo atrás estuvo muda,
hoy canto sumamente agradecido
y se que no me tienes en olvido
vistiendo de virtud mi alma desnuda.

¡Cuantas noches postrado de rodillas,
vi luciendo tus cuatro lamparillas
en la reja del buen humilladero!

He pedido Dios mío tu clemencia,
entrando a ser, merced de tu influencia,
del rebaño feliz, tu fiel cordero

VICTORIANO GIL MATEOS




PLEGARIA
Mártir Divino del Calvario,
desde la altura de tu cruz
perdona a tu pueblo, Candelario
y úngele con tu amor y con tu luz.

Desde tu ermita del humilladero,
guardas a las ovejas del redil
pendiente del cruelísimo madero,
dispensas gracias y favores mil.

Concédeme Señor excelso y bueno,
la gracia de sentir y el alto don
de hacer versos que fluyan del sereno
y puro manantial del corazón.

Que los afectos que sentí en el mundo
trasciendan a la inmensa eternidad,
y en las alas de un amor casto y profundo
vivir la vida de inmortalidad.

E inspirado de santa poesía,
caminar, caminar hacia tu cruz
y morir en tu gracia el magno día
en que se abran mis ojos a la luz

PABLO ANGEL GARCÍA (Polignoto)

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