Candelario


Subiendo desde Bejar a Candelario por aquel camino de montañas, cinta blanca que rompe y quiebra en rodeos las cumbres que brotan lozanía, preñadas de arboledas y frescuras, empinándose hasta las nubes; por aquellas atrevidas carreteras que, lamiendo peligros, dejan abajo las breñas y los abismos, regocijados por el ruidoso Cuerpo de Hombre, viviente alma de industrias y riquezas y que mueve y empuja moliendas y fábricas, subiendo de Béjar a Candelario, todo quiere dar esparcimiento deleitoso al espíritu, sabroso olvido de cuidados y quehaceres, refrigerio y dulzura, aire y vida, ambiente que refresca y vigoriza.

Se van las gentes en busca de puertos y de recreos, se encantan y enamoran de paisajes y montes, de valles y hermosuras que no son tan nuestros, y es mengua y vergüenza dejar estos de la tierra y región salamanquina y en el asiento de pueblos laboriosos que vocean el nombre de la provincia por todas partes.


Es la subida a Candelario, penosa, dura; pero es trabajo que alivian la alegría y el contento, y es suavísimo deleite el que se entra por el alma, no cansándose los ojos de gozar, entregados a continuo, nuevo, puro goce siempre.

Allá en lo mas salvaje de la montaña, tocando a los picos blancos de la nieve, allí está Candelario, corriendo el agua limpia, cristalina, golpeada por sus calles, sembradas de poesía, armadas con cuadros de naturaleza que solicitan a pinceles y liras, que nutren arte.

Entrando por el pueblo, viendo la sencillez y pureza de sus tipos, aquellas mujeres de perfiles finísimos, revelando en su porte y en su vestir algo de raza que no se ha perdido, no se que linaje de honestidad y decencia, de señorío; y aprendiendo al paso, del relato ameno, la vida de los candelarienses, se va el pensamiento a bendecirles, porque parece que los hombres no han desbaratado allí los planes de Dios.

Íbamos varios excursionistas. La amabilidad del Director de la Basílica Teresiana nos franqueó las puertas de honrada, antigua casa.

Doña Loreto se presentó con el vestido de las mujeres de Candelario, que lo conservan como oro de sus tradiciones y nudo del regionalismo que los defiende y acrecienta; el peinado alto, de aldabón, pendiendo atrás anchas cintas negras, que caen sobre la espalda, el serenero cubriendo los hombros, la falda ancha y corta, el cortado delantal y la faltriquera.......

Parecíame Dª Loreto, en su abacial donaire, el Ama de Galán, la señora que hace de la casa un cielo, del amor un culto, de la hospitalidad cariñosa una misión.

Doña Loreto, rodeada de sus hijas y de sus nietas, vivas imágenes suyas, esplendor de su familia y solar, es el tipo de la mujer de Candelario.
Grupo de Candelarias en las faenas de la clásica industria de Candelario Salamanca

Salimos luego por el pueblo, haciéndonos lenguas de aquella limpieza de vivienda y gente, y admirábamos el edificio de reciente planta  y construcción , para la Casa Consistorial (que ya lo quisiera Salamanca), y los magníficos grupos de escuelas y los caseríos amplios de aspecto agradable, y el pasmo crecía cuando nos hablaban de lo que es la administración pública en Candelario, de lo que son las costumbres populares, de la hermandad y mutuo auxilio que fomenta instituciones benéficas, y de la pujante industria, y de la riqueza.....
  -Aquí no hay elecciones- me decía un cariñoso acompañante. Basta; está explicado todo.
En Candelario se sabe lo que es el deber; por turno obligado levantan los vecinos las cargas comunales. Y así no ha podido encajonarse jamás el concejal de profesión, la mayor maleza que puede entorpecer la vida de un pueblo.
Para las elecciones provinciales y generales Candelario cumple con la imperiosa necesidad de la ley y allí no hay bandos, ni partidos, ni caciques políticos.

Candelario, articulo de finales del siglo XVIII
La blanca y limpia nieve de aquellas crestas y picachos está bien allí arriba pregonando como son los timbres y pergaminos y las usanzas y vivir de hoy de los honrados nobles moradores de Candelario.

Este  artículo lo ha envíado Gerardo García, las fotos son del original. Gracias gerardo. Por los comentarios del artículo deduzco que data de finales del Siglo XIX

Comentarios

Entradas populares